domingo, 20 de febrero de 2011

LEYENDA DE "EL GALLITO DE LA CATEDRAL"


Plaza de la Independencia, al fondo I. de La Catedral

Se dice que Don Ramón, siempre pasaba por la iglesia de La Catedral, miraba hacia lo alto y gritaba insultos en contra del gallo de fierro que adorna una de sus cúpulas.
¡Disparate de gallo! ¡A eso le llaman gallo!
Detalle de El Gallo de la Catedral

Luego agarraba camino hacia una tienda que él conocía y ahí se tomaba algunas mistelas.
¡Qué delicia! ¡Estas mistelas tienen el sabor de los dioses! ¡Páseme otra rondita, por favor!
Y así, muy coloradito, salía de la tienda y de regreso a casa pasaba nuevamente por La Catedral, sus gritos e insultos al gallito eran más fuertes.
¡Gallo de porquería! ¡No sé quién te puso ahí! ¡No sirves ni como adorno! ¡Gallito de La Catedral…ja, ja!
Esto sucedía a menudo, hasta que los amigos de Don Ramón decidieron jugarle una buena broma.
Cruz de la Catedral Metropolitana de Quito

















En esa misma semana volvió a pasar, pero de regreso y ya entrada la noche, en el mismo sitio de las burlas, sintió que las espuelas del gallo le sujetaban con fuerza, el miedo no lo dejaba moverse y un sudor helado le recorría el cuerpo.
Oyó una voz que le decía:
-¡Júrame que no vas a volver a insultarme, ni vas a volver a tomar esas mistelas!
-¡Lo prometo, lo juro, no volveré a nombrarte y no volveré a tomar!
Luego cayó desmayado.
Los amigos consiguieron que Ramón, nunca más vuelva a tomar, ni a proferir insultos contra nadie, peor contra el GALLITO DE LA CATEDRAL.